martes, 12 de febrero de 2008

Mi soplo de vida


Su armonía de violines canta todas las mañanas
su clemencia al sol naciente, ruega vida de colores
sinfonía de girasoles danzan en tus manos como leche tibia
y su alegría de primavera , vuela suave sin sentir.

Ser de viento y cabellos miel
tan dócil como una doncella,
con mirada de agua clara
y ojos de caramelo girando en el carrusel

Naces como el fuego un día de otoño
duermes con la luna sin doblar tu quietud.
y mi hermosa quiebra el llanto
de las sombras sin virtud.

juega, ríe, canta y salta
que tú, mi esperanza
sigues viviendo

y eres mi luz .


a mi dulce niña que el 9 de Febrero cumple 4 años
Aeris Esperanza Berríos.

antes de 0


Y si solo el contar hacia atrás solucionara las cosas
Empecemos... 10,9,8,7...
No siento algún dolor por lo que encuentro y no me ve
Mi vida y tu esperanza
Y como caminas? te pregunto .
Cómo siente el gato el temblor de la mañana en tu cama ?
¿Cómo vistes a los árboles de otoño con tus ojos opacos ?
Y si seguimos... 6,5,4...
Aún no termina ese ronquido en mis oídos,
como lapidas durmiendo a sus hijos.

Tu vida, mi creación

Y si el viento fuera suficiente para cambiar mi tiempo...
ya no tendrías sentido tu propia cuidad vertical

Y ya no queda más... 3, 2,1...
Hoy no sueñas conmigo, solo queda el recuerdo que muerde tu almohada
Tu manera de ver la vida era tan bella...
ahora solo vez lo que queda de su lúgubre poesía.
La inocencia se perdió en tus brazos, en el cigarro mal prendido, en el aroma de tu otoño
O en el simple 0 que nadie nombra.

Réquiem de un verso


Desde la aurora renacen los colores marchitos con lazos de orquídeas y melodía de otoño. La marioneta busca el vaivén de su mediocre imaginación con silabas sin eco aparente. Su espacio se viste de cebra para pintar sus ojos grises, toma la mano de la sombra y juegan a quebrar llantos.
Lo onírico de su cuerpo comienza en su mudo diccionario y termina con sus pies de tiza. En su destino se ocultan acordes en telarañas, cemento sin rostros y sus plegarías de cadáveres impúdicos; obligando así a parir ángeles caídos, perdidos en su frío infierno sin cordura ni orgullo.

Semblante violáceo, templanza percudida... devoción sobre su altar vacío, sin migajas de libertad, sagrado ritual solemne e inútil. Las cenizas de futuros metálicos con martillos de bronce y espejos sobre su frente, marcan el compás de su acuario de papel.
Camina sin avanzar, parapléjicas piezas te sostienen, no encajan... ya lo sabes.
Su canto mantiene estoica a la ilusa locura de tabaco y anís. Sobre su abismo la paciencia termina en lamento.
Raíces secas comiendo agujeros de memoria, cicatrices sangrantes buscando consuelo.
El segundo sol compasivo y enmarañado de cuentos infantiles, busca el cansancio como respuesta, en un caos que nadie quiere escuchar.
El ciego flagela su esperanza en el cielo paralizado, ahogando ejércitos de miseria en su rapsodia magistral.

Atardecer invertido, sobrias miradas se extienden a su centro, viola su tiempo como la lluvia aquieta su espíritu... el balance muerde la estela bajo sus pies fríos y quietos dibujados por otro pincel, su silueta en explosión se vuelve etérea en el umbral.

Oscurece y el silencio atrofia sus sentidos...

Agónicos pasos, sin sombra ni adiós...